Investigadores de la Universidad de Washington en Saint Louis, Estados Unidos, han desarrollado un mecanismo que permite crear organismos genéticamente modificados que se autodestruyen una vez terminada la tarea para la que han sido diseñados. De esta manera podemos evitar que muten y se propaguen sin control, escapando de las manos de la naturaleza.
¿Qué puertas nos abren estos microorganismos? Quizá estemos ante nuevos tratamientos para el cáncer, el rejuvenecimiento de nuestras células o, como propone Tae Seok Moon, profesor asociado de Energía, Medio Ambiente e Ingeniería Química y principal investigador de este descubrimiento, una forma para acabar con los graves problemas medioambientales que nos atañen, como eliminar el plástico. Hasta ahora se han desarrollado varios, entre ellos, uno que se destruye cuando el ambiente que le rodea alcanza cierta temperatura.
Este hallazgo podría permitir que todas las personas perdamos el miedo a que estos microorganismos acaben mutando a otros peligrosos; sin embargo, éstos suelen presentar ciertos problemas. No es la primera vez que se crea uno de estos interruptores genético, de hecho, ya se han conseguido anteriormente con relativo éxito. El problema radica en que algunos de ellos no llegan a habilitarse a tiempo para destruir los microorganismos, mientras que, en otros casos, los microbios mutan tan rápido que logran evitar el sistema de destrucción. Este es el fallo con el que se encuentra Moon con los microbios "comeplástico" con los que trabaja.
"No sabemos cuántos días necesitamos para mantener estables estos microbios hasta que terminen de limpiar nuestro entorno. Pueden ser unos días o unas semanas, porque tenemos muchos residuos", dijo Moon.
El nuevo interruptor ha funcionado perfectamente, según han contado los investigadores en un artículo reciente publicado el 3 de febrero en la revista Nature Communications. Fueron introducidos hasta cuatro mecanismos de autodestrucción diferentes. Durante las pruebas se comprobó que de mil millones sobrevivían uno o ninguno; además, el mecanismo siguió funcionando perfectamente 28 días después.
“Este es el mejor interruptor de apagado jamás desarrollado”, aseguró Moon.
Los investigadores también probaron este sistema en organismos más grandes y, tras los test con ratones, se plantea su uso en la flora bacteriana humana para el tratamiento de varias enfermedades o para matar los patógenos que afectan a las cosechas. Debemos acostumbramos a la mutación genética, algo que es muy importante para que el campo siga avanzando.
Para Seok Moon, este tipo de organismos modificados son idóneos para resolver muchos de los problemas que tenemos en el planeta, pero para eso hay que programarlos correctamente.
"Las bacterias pueden parecer tontas, pero también pueden ser muy inteligentes si las enseñamos bien".
Fuentes: The Source, El Confidencial.
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