EL FINAL DE LA GRIPE

Las vacunas son una herramienta clave para la salud de la humanidad y sus logros son innumerables: erradicación de la viruela, prevención de millones de enfermedades graves, muertes por la COVID-19 y protección de miles de millones de personas frente a diversas dolencias como la hepatitis B, el tétanos, la difteria o la varicela.

Estos medicamentos preventivos tienen también un importante papel en limitar las muertes provocadas por la gripe entre las personas más vulnerables.

Los científicos se cuestionan la siguiente pregunta: ¿Por qué la eficacia de las vacunas contra la gripe es notablemente inferior al resto de vacunas? Dos son las razones principales que lo explican. Por un lado, los virus tienen una gran capacidad para mutar y generar cepas y variantes diferentes en relativamente poco tiempo. Por otro, las diferentes variantes y cepas que circulan de forma mayoritaria por el mundo pueden variar año a año y las vacunas contra la gripe solo ofrecen protección frente a un máximo de 3 o 4 cepas.

Los investigadores llevan décadas trabajando en el desarrollo de una vacuna universal contra la gripe que inmunizase frente a todas o casi todas las cepas y variantes de este esquivo virus. El fin no es exclusivamente evitar enfermedades y muertes causadas por los diferentes virus que circulan cada año por el mundo, sino también prevenir futuras pandemias de gripe, como la que estamos viviendo actualmente (COVID-19).

Según un estudio publicado en la revista Nature, un grupo de investigadores ha logrado identificar mediante microscopía electrónica un grupo de anticuerpos neutralizantes (que impiden que los virus infecten a las células) cuya diana se encuentra en la glucoproteína hemaglutinina, anclada en la envoltura de los virus influenza. Estos anticuerpos se generaron a través de vacunas experimentales (aún en fase de desarrollo) y convencionales contra estos virus y también por infecciones naturales.

 Estos anticuerpos se unen a una secuencia del tallo de la hemaglutinina que se encuentra muy próxima a la zona de anclaje de la envoltura, una región que había pasado desapercibida hasta ahora. Además, estos anticuerpos son capaces de neutralizar a una gran variedad de virus influenza.

Un aspecto clave para el desarrollo de una vacuna universal contra la gripe es la identificación de epítopos que estén presentes en todos o casi todos los virus influenza y que sean, a su vez, capaces de generar una respuesta inmunitaria protectora. 

El equipo de científicos ha conseguido dar con un epítopo de la hemaglutinina presente en una gran variedad de virus de la gripe. Conocer este punto débil común, junto a otros conocidos a lo largo de las dos últimas décadas, facilitará el camino para desarrollar terapias con anticuerpos o vacunas contra la gripe con una eficacia mucho mayor que las actuales, al abarcar a muchas más variantes y cepas.

Por lo que lo ideal sería que una vacuna universal contra la gripe diera lugar a anticuerpos contra múltiples secciones del virus (como el ancla de la hemaglutinina y el tallo) para aumentar la protección frente a los virus en evolución.

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