LA RESISTENCIA A LOS MEDICAMENTOS

Las infecciones causadas por bacterias que son resistentes a los antibióticos son una de las principales causas de muerte en personas de todas las edades, según la encuesta más completa sobre resistencia a los antibióticos en el mundo hasta la fecha.

La resistencia a los antimicrobianos es verdaderamente un problema global que requiere una acción urgente por parte de  la comunidad de la salud para evitar muertes prevenibles.

En un mundo donde el uso de antibióticos se ha vuelto tan común, las bacterias resistentes superan a las que son eliminadas por los productos farmacéuticos. Una revisión de 2016 sobre la resistencia a los antimicrobianos proyecta que para 2050 hasta diez millones de personas podrían morir cada año como resultado de la resistencia a los antimicrobianos. Si la situación no se controla, las infecciones que antes eran curables con unos pocos días de antibióticos podrían volverse incurables.

El análisis publicado en The Lancet, calcula que en 2019 murieron 4,95 millones de personas a causa de enfermedades en las que interviene la resistencia bacteriana a los antimicrobianos. De esas, 1,27 millones de muertes fueron el resultado directo de la resistencia a los antimicrobianos, lo que significa que las infecciones resistentes a los medicamentos mataron a más personas que el sida (864.000 muertes) o la malaria (643.000 muertes).

Los tres sitios más comunes de infecciones bacterianas por resistencia a los antimicrobianos fueron el tórax, el torrente sanguíneo y el abdomen; las infecciones en estas partes del cuerpo representaron el 78,8 % de las muertes por resistencia a los antimicrobianos. Seis de los patógenos bacterianos más mortales fueron responsables de casi las tres cuartas partes de todas las muertes atribuidas a la resistencia. 

Por otro lado, y aunque se considera que la resistencia a este tipo de medicamentos es una amenaza para todas las edades, los niños pequeños corren un riesgo especialmente elevado, ya que una de cada cinco muertes se produce en niños menores de cinco años.

Tanto la prevalencia de la resistencia como el número de infecciones con bacterias resistentes son mayores en las regiones de bajos ingresos que en los países más ricos. Las razones de esto incluyen saneamiento e higiene deficientes, instalaciones insuficientes para realizar pruebas para informar el tratamiento y la falta de acceso a los antibióticos y vacunas más nuevas. 

Se necesitan aumentos inmediatos y transformadores en la atención y la inversión. No podemos esperar ni un minuto más.

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