PREDECIR ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES EN JÓVENES


Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) e investigadores del Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) de Tarragona parece indicar que se podría identificar de forma anticipada aquellas personas con un riesgo superior de padecer una enfermedad cardiovascular gracias a los niveles circulantes de una pequeña molécula detectable en sangre, el succinato.

Publicado en la revista "Cardiovascular Diabetology", el ensayo surgió como consecuencia del incremento que se está produciendo de la enfermedad cardiovascular entre los sectores más jóvenes de la población. Por ello la necesidad de poner en práctica nuevas herramientas que posibiliten un diagnóstico prematuro de los individuos con un alto riesgo de desarrollar este tipo de patologías en un futuro.

El succinato es conocido convencionalmente por su papel como molécula productora de energía en el ciclo de Krebs. Sin embargo, recientemente ha sido probado que el succinato es también una molécula clave en la regulación del metabolismo, participando en procesos de señalización y comunicación fuera de la célula, de un modo semejante a como lo hacen las hormonas y otras citoquinas.

La doctora Sonia Fernández-Veledo, responsable del grupo de investigación en diabetes y enfermedades metabólicas (DIAMET) del Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV), lideró una investigación anterior en la que se observó que los niveles circulantes de succinato estaban elevados en personas con enfermedad cardiometabólicas e inflamatorias, tales como la obesidad y la diabetes tipo 2.


Asimismo este equipo demostró que los niveles de succinato estaban asociados con una mayor abundancia de bacterias de la microbiota intestinal que producen esta molécula como producto de su metabolismo. Otros estudios han detectado que esta molécula es un activador de la grasa parda (tipo de grasa asociada con una mejor salud cardiovascular). Por todo lo anterior, la participación del succinato en el metabolismo y su correlación con la salud y la enfermedad ha desembocado en un vertiginoso incremento en el interés por esta molécula.

En el estudio liderado por la UGR se midieron los niveles circulantes de succinato en sangre en un total de 100 individuos jóvenes de entre 18-25 años. Su composición corporal, patrones de ingesta nutricional, volumen y actividad tejido adiposo marrón, así como la composición de su microbiota intestinal fueron examinados. Igualmente, se evaluaron los niveles en sangre de oxilipinas, unas moléculas derivadas de ácidos grasos omega-3 y omega-6, que desempeñan un papel crucial en procesos anti y pro-inflamatorios, respectivamente.

En los resultados no se halló ninguna relación entre los niveles de succinato y la actividad o el volumen del tejido adiposo marrón, o con la composición de la microbiota intestinal. Por el contrario, los niveles de succinato sí se asociaron de manera positiva con marcadores de riesgo cardiometabólico, tales como una mayor cantidad de tejido adiposo visceral, presión arterial diastólica, niveles de triglicéridos y de proteína C reactiva, un importante marcador de inflamación.

Los sujetos con mayores niveles de succinato presentaron, además, mayores niveles de oxilipinas omega-6 en sangre, las cuales están asociadas con la fisiopatología de la obesidad y una peor salud cardiovascular.

El estudio demuestra así que el succinato es un biomarcador asociado con factores de riesgo cardiovascular en adultos jóvenes. A nivel clínico, medir los niveles de succinato podría servir como una herramienta que permita identificar de manera temprana a individuos jóvenes con mayor riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular.

Los investigadores señalan que son necesarios estudios adicionales para verificar que los niveles circulantes de succinato reflejan efectivamente el estado cardiovascular de los individuos, y legitimar su utilidad como potencial marcador de riesgo cardiovascular en poblaciones de adultos jóvenes. De esta forma, el estudio del succinato se consolida como una línea de investigación prometedora para el desarrollo de nuevos tratamientos contra la obesidad, diabetes y la enfermedad cardiovascular.

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