Recientemente, se ha determinado un objetivo que promete grandes expectativas en el desarrollo de terapias para diferentes formas genéticas de la ceguera. Este hallazgo se producía por investigadores del Trinity College Dublín, en Reino Unido. Los científicos, dirigidos por un equipo de la Escuela de Genética y Microbiología de Trinity, publicaron sus descubrimientos en el "International Journal of Molecular Sciences".
El grupo de científicos señalaba que un factor clave en el daño que deriva en problemas de visión (y, en ocasiones, incluso en la ceguera) es un gen específico (SARM1). Además, probaron que la supresión de este gen protege la visión tras la activación de un químico, el cual emula una serie de condiciones oculares.
Esto implica que las terapias enfocadas en la eliminación de la actividad de SARM1 podrían ser la clave para desarrollar nuevas opciones efectivas para tratar un conjunto de enfermedades que pueden tener un impacto devastador en la calidad de vida, y para muchas de las cuales no existen opciones de tratamiento disponibles actualmente.
Laura Finnegan, primera autora del artículo y candidata al doctorado en Trinity, explica que, como resultado de una lesión, el gen SARM1 contribuye en un proceso que conduce a la degeneración de células especializadas y sus axones en el ojo. La visión deficiente y la ceguera son altamente extenuantes para millones de personas en todo el mundo. Por ello se está tratando de comprender mejor las causas genéticas que las provocan para tener la capacidad de desarrollar terapias con las que poder tratarlas.
Cuatro meses después de la supresión de SARM1 se examinó de nuevo la función visual y comprobaron que ésta aún se mantenía. Esto supuso otro descubrimiento de importancia, pues indica que los beneficios pueden permanecer con el tiempo. Dicho hallazgo genera esperanzas de que una terapia dirigida suministrada precozmente pueda brindar a las personas con un diagnóstico de neuropatía ocular una conservación de la vista duradera. Así lo aclaraba Jane Farrar, profesora de la Escuela de Genética y Microbiología de Trinity.
Fuentes: Infosalus, Todo Disca
Cuatro meses después de la supresión de SARM1 se examinó de nuevo la función visual y comprobaron que ésta aún se mantenía. Esto supuso otro descubrimiento de importancia, pues indica que los beneficios pueden permanecer con el tiempo. Dicho hallazgo genera esperanzas de que una terapia dirigida suministrada precozmente pueda brindar a las personas con un diagnóstico de neuropatía ocular una conservación de la vista duradera. Así lo aclaraba Jane Farrar, profesora de la Escuela de Genética y Microbiología de Trinity.
Aún queda trayectoria antes de que una terapia de este tipo esté disponible. No obstante, este trabajo supone un importante avance, ya que esclarece el camino a seguir y presenta la esperanza de que una multiplicidad de trastornos que involucran el nervio óptico, abarcando desde condiciones hereditarias maternas como la neuropatía óptica hereditaria de Leber al glaucoma más comúnmente conocido, en un futuro serán tratables a través de tales terapias.
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