BACTERIAS COMEN METANO Y LO CONVIERTEN EN COMBUSTIBLE

Un descubrimiento científico en microbiología revela que bacterias metanotróficas consumen alrededor de 30 millones de toneladas métricas de metano por año, las podemos encontrar en procesos de descomposición orgánica con mayor regularidad. Una de sus capacidades naturales es convertir este potente gas de efecto invernadero en combustible metanol.

Un equipo estadounidense descubrió estructuras clave que pueden impulsar este proceso, lo que hicieron fue estudiar la enzima que usan las bacterias para catalizar la reacción.

El seguimiento del estudio podría desarrollar catalizadores biológicos que conviertan el gas metano en metanol. Este descubrimiento, generan esperanza a la hora de encontrar nuevas alternativas para cuidar el planeta.

La enzima, llamada metano monooxigenasa particulada, es una proteína particularmente difícil de estudiar porque está incrustada en membrana celular de la bacteria.

Por lo general, cuando los investigadores estudian estas bacterias metanotróficas, utilizan un duro proceso en el que las proteínas se arrancan de las membranas celulares, con una disolución de detergente. Sin embargo, este procedimiento aísla la enzima, también elimina toda la actividad enzimática, por lo que limita la información que se recopila.

Christopher Koo, líder de la investigación, se preguntó si al volver a colocar la enzima en una membrana semejante a su entorno nativo, podrían aprender algo nuevo. Koo, usó lípidos de la bacteria para construir una membrana dentro de una partícula protectora llamada nanodisco y luego incrustó la enzima en esa membrana.

Los investigadores emplearon microscopía crioelectrónica, una técnica muy adecuada para las proteínas de membrana porque el entorno de la membrana lipídica no se altera durante el experimento. Esto les permitió visualizar la estructura atómica de la enzima en alta resolución por primera vez.

El equipo de investigación planea estudiar la enzima directamente dentro de la célula bacteriana utilizando una técnica de imagen de vanguardia llamada tomografía crioeléctrica (crio-ET).

Si esto tiene éxito, los investigadores podrán ver exactamente como se organiza la enzima en la membrana celular, determinar cómo funciona en su entorno verdaderamente nativo y aprender si otras proteínas alrededor de la enzima interactúan con ella.

Fuentes: Science, Meteored

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