El
VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) es un virus que ataca el sistema inmunitario del cuerpo. Si no se trata, puede causar
SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
No hay en la actualidad una cura eficaz. Una vez que se contrae el VIH, se lo tiene de por vida.
Sin embargo, con la atención médica adecuada, se puede controlar.
La
ingeniería genética puede hacer que las células de nuestro sistema inmune sean resistentes a la infección del VIH. Datos recientes muestran que el tratamiento con células inmunitarias resistentes al VIH ha arrojado resultados alentadores en los pacientes. Los investigadores han encontrado formas de fabricar grandes cantidades de células inmunes resistentes a virus de los monos, lo que permite el diseño de futuros estudios sobre la seguridad y eficacia de la terapia inmune en un modelo animal preclínico.
El VIH infecta y mata especialmente ciertas células inmunitarias llamadas
células T, lo que debilita progresivamente el sistema inmunitario del paciente y aumenta la susceptibilidad a infecciones y ciertos tipos de cáncer. Una forma potencialmente eficaz de eliminar las células infectadas y restaurar las células T perdidas es la inmunoterapia, en la que las propias células T de los pacientes se modifican genéticamente en el laboratorio para hacerlas resistentes a la infección por el VIH y luego se las devuelven a los pacientes.
Solo se puede producir una cantidad limitada de células T modificadas genéticamente y los procedimientos para el aislamiento, la modificación, la expansión y la reinfusión de células T pueden comprometer su funcionalidad y supervivencia. Por ello, una forma alternativa de producir células T en grandes cantidades es hacerlo a partir de células madre pluripotentes inducidas (iPSC), que son células inmaduras de replicación rápida que se pueden producir a partir de células sanguíneas o de la piel de los pacientes.
Para probar esta hipótesis, el equipo de la
Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin-Madison que coordina Igor Slukvin trabajaron en un modelo preclínico para generar y probar células T modificadas genéticamente derivadas de iPSC de monos en el del
Centro Nacional de Investigación de Primates de Wisconsin.
Usando la herramienta de edición de genes,
CRISPR/Cas9, los investigadores eliminaron el gen que codifica una proteína específica llamada CCR5, que se requiere para la entrada viral en las células T.
Las iPSC de mono con deleción
CCR5 se convirtieron en células T y atacaron al virus de la inmunodeficiencia simia (VIS), un virus estrechamente relacionado con el VIH. Las células T con CCR5 intacto podían infectarse fácilmente.
En 2008 Timothy Ray Brown, un paciente con leucemia aguda mieloide e infección por VIH, recibió en Berlín un trasplante de médula ósea de donante no emparentado, cuyas células madre sanguíneas presentaban la variante genética
CCR5 Delta 32 y se curó. Las terapias basadas en el trasplante de médula han ganado fuerza y los investigadores están tratando de replicar este fenómeno, aunque los trasplantes alogénicos conllevan un alto riesgo de mortalidad y requieren largas hospitalizaciones y no son una solución práctica para los pacientes con VIH que no tienen cáncer de la sangre.
Actualmente hay muchas aproximaciones se han dirigido a identificar células con esta variante y ahora el hecho de poder diseñar células de laboratorio supone un gran paso. El seguimiento de estos animales mostrará si las células T sin CCR5 derivadas de iPSC pueden sobrevivir y funcionar en monos infectados con SIV, con el objetivo final de controlar o incluso eliminar la infección viral.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por comentar. Te rogamos que seas preciso y educado en tus comentarios.