¿COMPARTIMOS BACTERIAS CON NUESTRAS MASCOTAS?

Los perros y gatos se han convertido en parte de la familia en más de nueve millones de hogares en España. Compartimos con ellos gran parte del tiempo de nuestro día a día: los sacamos a pasear, jugamos con ellos y los abrazamos y acariciamos constantemente.

No obstante, un estudio realizado por la doctora Juliana Menezes en la Universidad de Lisboa (Portugal) y la doctora Sian Frosini en el Royal Veterinary College (Reino Unido) ha revelado que los perros y los gatos podrían transmitir a sus dueños bacterias resistentes a los antibióticos, así como genes que desempeñan un papel clave en la resistencia bacteriana. Los resultados de esta investigación serán presentados en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID).

“Nuestros hallazgos verifican no sólo el intercambio de bacterias resistentes a los antibióticos, sino también de genes de resistencia entre los animales de compañía y sus propietarios en la comunidad, lo que subraya la necesidad de programas de vigilancia local continua para identificar el riesgo potencial para la salud humana”, afirma la doctora Menezes.

Las bacterias resistentes son uno de los principales retos a los que se enfrenta la salud pública. De hecho, son muchos los científicos los que hablan ya de "pandemia silenciosa". Pero, ¿qué son las bacterias resistentes? Son bacterias capaces de sobrevivir y crecer en presencia de uno o más antibióticos. Cuando esto sucede, la bacteria resistente continúa causando la infección.

Algunas de las infecciones más peligrosas son las causadas por cepas de bacterias que producen betalactamasa de espectro extendido, betalactamasa de tipo AmpC y carbapenemasas, todas estas son sustancias que esquivan el efecto de antibióticos tan conocidos como la penicilina u otros como las cefalosporinas. Debido a esto los científicos se propusieron descubrir cómo de extendidas están estas bacterias y si se comparten entre las mascotas y sus dueños.

En el estudio sólo participaron personas y animales que no hubieran experimentado infecciones bacterianas o tomado antibióticos durante los tres meses anteriores al estudio. Una vez estuvo determinada la población del estudio, se procedió a recoger muestras de heces de manera mensual durante cuatro meses. Posteriormente, se realizaron secuenciaciones genéticas para identificar las especies de bacterias en cada muestra y la presencia de genes que dan lugar a las resistencias a los medicamentos.

Los resultados mostraban que el 13% portaban bacterias resistentes a antibióticos. En cuatro hogares los científicos observaron que los genes que generan las resistencias a antibióticos en las heces de las mascotas coincidían con los genes que encontraron en las heces de los dueños. “A veces las bacterias pueden no compartirse, pero sus genes de resistencia, sí. Estos genes de resistencia se encuentran en fragmentos móviles de ADN, y esto significa que pueden transferirse entre diferentes poblaciones bacterianas en animales y personas" dijo la doctora Menezes.

Los autores de la investigación comentan que se trata de un estudio observacional y que, por tanto, no puede demostrar que el contacto estrecho con mascotas provoque la colonización de bacterias resistentes a los antibióticos. De todas formas, sí que sugiere que la posibilidad de este efecto es real.

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