DISEÑAR GATOS HIPOALÉRGICOS


Sabías que, al menos, un 15% de la población mundial tiene alergia a los gatos? De hecho, según datos de la revista ‘Nature’, la sensibilidad a estas mascotas suele ser la segunda alergia más frecuente en cualquier región solo por detrás del polen o los ácaros. Los mininos pueden llegar a ser muy adorables, pero también alérgicos e incluso perniciosos, pudiendo llegar a provocar ataques de asma. Esto es debido a que todos los gatos arrojan una proteína llamada Fel d 1, que está presente en la saliva y en las glándulas sebáceas, y que causa la mayoría de las alergias a los gatos. Entonces, ¿qué pasaría si pudieras hacer que tu gato fuera hipoalergénico con biotecnología?

Tras años de ensayos clínicos de inmunoterapia en adultos, los científicos han puesto el foco en los propios gatos y han llegado a la conclusión de que, si los animales no produjeran la proteína, se evitarían reacciones alérgicas. Primero se diseñaron vacunas para inmunizarles contra sus propios alérgenos; después, el Instituto Purina inventó la fórmula para recubrir alimentos con un ingrediente derivado del huevo que los neutralizaba. Ambos, métodos insuficientes para ayudar a las personas alérgicas más sensibles. Pero, ¿y si se fuera aún más lejos y se borrara el gen que codifica Fel d 1 del ADN de un gato?

Ya en la década de los 2000, la compañía biotecnológica Allerca anunció haber creado el primer gato hipoalergénico científicamente probado del mundo. Los precios por felino oscilaban entre los 3.600 y 26.000 euros y las listas de espera para comprar uno eran de hasta un año. Sin embargo, una investigación del medio australiano ‘ABC news’ en colaboración con la compañía Indoor Biotechnologies en 2013 desmintió que fueran más hipoalergénicos que otros. Todo esto sirvió para demostrar que la demanda de gatos libres de alérgenos es inmensa, solo que nadie había dado con la fórmula adecuada.

Hasta que esta misma compañía biotecnológica, InBio, con sede en Virginia (Estados Unidos), ha dado con la clave: diseñar gatos genéticamente editados para personas alérgicas será posible de aquí a los próximos cinco años. Se trata de una terapia génica que elimina la proteína Fel d 1 del ADN del felino a través de la tecnología de edición CRISPR. Esta ‘tijera’ permite hacer un ‘corta-pega’ genético y se lleva empleando durante más de nueve años en prácticamente todos los organismos existentes. Desde la creación de plantas más resistentes a plagas hasta terapias contra enfermades genéticas (diferentes tipos de cáncer o anemia falciforme). «No existe ahora ningún laboratorio de biología molecular que, directa o indirectamente, no esté utilizando esta técnica. Se ha extendido universalmente porque es muy precisa, versátil, fácil de usar y asequible», explica para ABC Lluís Montoliu, microbiólogo del CSIC.

El proyecto de gato hipoalergénico se encuentra aún en sus primeras etapas y los investigadores necesitan asegurarse de que CRISPR funcione en las células para, después, hacer la técnica más sofisticada. Brackett y sus colegas de InBio también apuntan que su pretensión es la de aplicar la terapia génica a las glándulas de los felinos adultos de manera individual, en vez de criar directamente animales hipoalergénicos.

Nicole F. Brackett, de Indoor Biotechnologies, ha sido la encargada de utilizar esta poderosa tecnología para eliminar los genes asociados con la producción de esta proteína y acabar así con la alergia. Dicha investigación, publicada en ‘ CRISPR Journal’, consistía en una comparación de genes entre gatos domésticos y salvajes. Los investigadores llegaron a la conclusión de que esta variación no afectaría a las mascotas, ya que son genes que «podrían no ser funcionalmente esenciales» para su supervivencia. Por el contrario, Montoliu opina que utilizar la tecnología CRISPR para modificar animales que son alergénicos es «éticamente discutible» porque, de llegar a hacerse realidad, no sería «para nada en beneficio del animal, sino de las personas». Desde el punto de vista del investigador del CSIC, no se trata de una aplicación prioritaria: «Hay muchísimas otras cosas que hacer como, por ejemplo, desarrollar soluciones para las personas que padecen alguna enfermedad rara incurable», apunta.

Montoliu advierte del peligro de no controlar la manipulación genética en animales, pero aún más en humanos: «Modificar genes de embriones, de personas que todavía no han nacido […] no es técnicamente adecuado ni recomendable; tampoco éticamente justificable». El uso de las herramientas CRISPR en embriones puede generar mutaciones no previstas o la alteración de genes distintos a los que se querían activar. «Esto ocurre de forma normal en los ratones de laboratorio, pero con estos animales se puede gestionar. Con personas, ni se puede ni se debe», expone el investigador de la Universidad de Alicante.

Además de ratones y gatos, también existen otros animales editados genéticamente con la tecnología CRISPR gracias a los avances de la biotecnología animal: hay cerdos diseñados para no desarrollar enfermedades como la peste porcina africana y otros a los que se les puede sesgar el sexo para que nazcan preferiblemente macho o hembra según se prefiera. De hecho, el último avance, aprobado por la agencia reguladora de Estados Unidos, ha sido emplear esta ‘tijera genética’ para que al ganado le crezca el pelaje más corto y tolere mejor el calor, y puedan vivir en zonas tropicales. Quién sabe si, de aquí a unos años, pueda aplicarse CRISPR en otras mascotas como perros o conejos para que también dejen de dar alergia a algunos humanos.

Fuente: ABC

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