EL ESCONDITE DEL VIRUS DEL ÉBOLA

Un estudio publicado en Science Translational Medicine describe como el virus del ébola puede persistir en el cerebro de los primates y resurgir años después del tratamiento con anticuerpos monoclonales.

El detonante de la investigación ha sido la aparición de brotes recientes de ébola en África relacionados con infecciones persistentes en pacientes que habían sobrevivido a brotes anteriores.

Hoy en día, la enfermedad aguda por el virus del ébola cuenta con tratamientos eficaces, tanto en humanos como en primates infectados experimentalmente. Sin embargo, el riesgo de persistencia viral de la enfermedad, asociada en los supervivientes que reciben estos tratamientos, sigue sin tener una respuesta clara.

Estudios sobre la persistencia del virus indican que, en un pequeño porcentaje de supervivientes, algunos líquidos corporales pueden seguir dando positivo para el virus en la PCR durante periodos de hasta 9 meses.

La investigación llevada a cabo por el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EE. UU. utilizó un modelo de primate no humano. Concretamente, los investigadores querían conocer el ‘escondite’ exacto del virus del ébola persistente y la patología de la enfermedad recurrente subsiguiente en los supervivientes. Sobre todo en aquellos tratados con la terapia estándar de anticuerpos monoclonales.

“Se trata del primer estudio que revela el ‘escondite’ de la persistencia del virus del ébola en el cerebro y la patología que causa la posterior enfermedad letal en los primates”, explica Xiankun (Kevin) Zeng, autor principal del estudio.

Los autores descubrieron que, a diferencia de los Macaca mulatta que sobrevivieron a la exposición al virus en ausencia de tratamiento, el virus persistió en el sistema ventricular cerebral de los macacos que habían recibido anticuerpos monoclonales, a pesar de que había sido eliminado de todos los demás órganos.

La recaída de los síntomas ya se ha informado en supervivientes humanos. Tal y como recoge la plataforma EurekAlert, una enfermera británica sufrió meningoencefalitis nueve meses después de recuperarse de una enfermedad grave por el virus del ébola y haber sido tratada con anticuerpos monoclonales durante el brote entre 2013 y 2016 en África Occidental, el mayor de este tipo hasta la fecha. Además, un paciente vacunado, y que había sido tratado con terapias monoclonales, recayó y murió durante el brote registrado entre 2018 y 2020 en la República Democrática del Congo.

Fuentes: InfoSalus, Science, TheConversation

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