Un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Michigan lleva años trabajando con Geobacter, bacterias que se encuentran en el suelo y en los sedimentos. Estas bacterias son capaces de impedir que los contaminantes de uranio procedentes de fugas radiactivas lleguen al agua subterránea, alimentándose y obteniendo energía de minerales que contienen óxido de hierro.
En 2014, este equipo, dirigido por la científica española Gemma Reguera, mejoró la capacidad descontaminante de estas bacterias, reforzando sus pilis y facilitando la captación de contaminantes, todo esto gracias a la modificación genética.
Estas bacterias han sido puestas en contacto con cobalto también, para ver cuál es su reacción. El cobalto es un metal valioso altamente tóxico para los seres vivos, pues penetra en sus células y causa estragos. Además, el cobalto, aunque cada vez más escaso, es utilizado en baterías para coches eléctricos y aleaciones para naves espaciales.
Sorprendentemente, estas bacterias son muy eficaces con el cobalto, pues extraen el metal del óxido sin dejar que las mate. Estas se protegen con nanopartículas de cobalto en su superficie, es por esto por lo que se apodan también "bacterias Iron Man".La eficacia de Geobacter podría abrir una puerta hacia la recuperación y reciclado del cobalto, pues muchos países dependen de otros por sus minas de cobalto.
Además, según Reguera, esto podría ser el comienzo del uso de bacterias para la eliminación de metales tóxicos, como es el caso del cadmio, metal muy presente en las comunidades más desfavorecidas de Estados Unidos debido a la contaminación industrial. Sin embargo, hay algunos investigadores que piensan que otros metales tóxicos podrían ser demasiado para estas bacterias.
Fuentes: Michigan State University, La Vanguardia, Europa Press
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