Se los conoce como mimivirus y los científicos los destacan por su genoma excepcionalmente complicado: puede tener más 1,2 millones de pares de bases, más que cualquier otro virus y 40 veces más de lo que tiene el virus que causa el Covid-19.
Los científicos de la Academia de Ciencias de China examinaron muestras de sedimento marino recolectado en 2016 por el buque Zhang Jian en el Abismo de Challenger, la zona más profunda del planeta. Durante el estudio, lograron cultivar más de 2.000 cepas de microorganismos en un entorno de alta presión recreado en el laboratorio, y secuenciar el genoma de 15 virus y de más de un centenar de otros microorganismos, según un artículo de la revista Genome Biology.
Pero lo más sorprendente fueron las enormes cantidades de virus gigantes encontrados en las zonas más profundas de la Fosa de las Marianas. En su investigación, los científicos identificaron varias especies de mimivirus, que llegan a medir hasta 700 nanómetros (0.0007 milímetros), por lo que en algunas ocasiones pueden ser observadas a simple vista, y que constituían más del 4% de la población viral total en el lecho marino explorado.
Algunos científicos especulan que, como muchos parásitos, los mimivirus pasaron por una “evolución inversa”, de microbios a virus. Anteriormente, exclusivamente se encontraban en formas de vida más independientes, como bacterias o animales unicelulares. Y si bien en algunos experimentos estos virus gigantes pudieron causar daño tisular en mamíferos, hasta ahora no hay evidencia de que puedan dañar directamente a los seres humanos.
El punto más profundo de la Fosa de las Marianas, uno de los lugares más enigmáticos de la Tierra, es el hogar de una enorme cantidad de los virus más grandes que existen, según un equipo de científicos en Shanghái. Se trata de los mimivirus, que suelen utilizar amebas como huéspedes, que fueron encontrados en sedimentos extraídos de un lecho marino a casi 11.000 metros por debajo del nivel del mar, donde la presión es 1.100 veces mayor que la de la atmósfera en la superficie.
Los mimivirus se confundieron inicialmente con bacterias cuando los científicos las vieron por primera vez durante un brote de neumonía en 1992. Desde entonces, el mundo científico lleva décadas intrigado por los estos virus, no solo por su tamaño inusual, sino también por su genoma excepcionalmente complejo de más de 1,2 millones de pares de bases, más que cualquier otro virus. La secuencia genómica del nuevo coronavirus, por ejemplo, es 40 veces más corta.
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