ALUMINIO, AZUFRE Y SAL, LA GRAN SOLUCIÓN

Durante mucho tiempo las baterías de litio se han hecho omnipresentes en nuestras vidas y las encontramos en todo tipo de dispositivos, desde teléfonos móviles hasta vehículos eléctricos. La alta densidad de energía que son capaces de almacenar, las hace insustituibles. Pero, en la actualidad, las cosas no son tan positivas, este material comienza a escasear y su precio se está disparando.

Investigadores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y de otros laboratorios estadounidenses, chinos y canadienses parecen haber encontrado una alternativa al litio que evita todos los inconvenientes descritos y, al mismo tiempo, puede equipararse a él en lo que respecta a fiabilidad y densidad de energía. La receta que han hallado no puede ser más simple y barata, a base de aluminio, azufre y sal, materiales todos muy comunes en la naturaleza y, en consecuencia, muy económicos.

Aparte del factor económico, que no es precisamente menos y donde estas nuevas baterías superan a las de litio, hay que decir que este nuevo desarrollo cumple con los condicionantes que se busca en un elemento de este tipo. Así, por ejemplo, los materiales utilizados no son inflamables, por lo que no existe riesgo alguno de explosión o fuego en caso de tener problemas de impactos o altas temperaturas.

Un detalle importante es que la sal como electrolito ha demostrado ser muy efectiva. Aparte de ofrecer un punto de fusión bajo, también previene la creación de dendritas entre los electrodos, y que es uno de los grandes causantes para que aparezcan cortocircuitos en las baterías de litio y, por lo tanto, que estas dejen de funcionar.

Teniendo en cuenta las dificultades que existen para mantener un avance adecuado con las baterías de litio, tanto en mejora su capacidad como a la hora de hacerse con el propio material, este desarrollo es esperanzador, ya que hablamos de una opción sencilla de utilizar y barata. Tanto es así, que se calcula por parte de los descubridores que el precio de estas baterías sería de una sexta parte de lo que cuestan en la actualidad. Y, lo mejor de todo, es que los materiales están disponibles en prácticamente cualquier lugar  y, por lo tanto, no habría escasez alguna para conseguir su universalización.

Fuente: El Diario

Comentarios