
Pocas estrellas tienen nombre propio. En este caso, se deriva del inglés arcaico y significa, más o menos, “estrella del amanecer”. Los fans de las sagas de Tolkien recordarán que uno de los protagonistas de El Silmarillion responde a un nombre muy similar, pero se trata de una pura coincidencia.
Lo sorprendente de Earendel es su lejanía. La luz que ha captado el Hubble se emitió cuando el universo tenía menos de mil millones de años, o sea que ha estado viajando por el espacio durante casi 13.000 millones de años hasta dejar su leve rastro en los sensores electroópticos del Hubble.

En diciembre, el Webb volverá a apuntar su espejo hacia allí para intentar un análisis espectral que confirme o descarte la presencia de elementos pesados. De momento, y solo con las imágenes del Hubble y el Webb, Earendel ha generado ya más de 4.700 artículos en publicaciones científicas (casi el 40%, de autores asociados con instituciones europeas). No en vano se trata del objeto individual más remoto que —hoy por hoy— podemos distinguir en el cosmos. Aunque ya hay informes de que se han identificado tres o cuatro estrellas más, muy antiguas y también favorecidas por otra “lupa” cósmica.
Fuente: El País
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