LA ESTRELLA MÁS LEJANA CONOCIDA: EARENDEL

Aunque el nuevo telescopio espacial James Webb ha acaparado portadas con sus recientes imágenes, su antecesor, el venerable Hubble, lanzado en 1990, sigue operativo y promoviendo nuevos descubrimientos. Como, por ejemplo, la observación en marzo de Earendel, la estrella más lejana.

Pocas estrellas tienen nombre propio. En este caso, se deriva del inglés arcaico y significa, más o menos, “estrella del amanecer”. Los fans de las sagas de Tolkien recordarán que uno de los protagonistas de El Silmarillion responde a un nombre muy similar, pero se trata de una pura coincidencia.

Lo sorprendente de Earendel es su lejanía. La luz que ha captado el Hubble se emitió cuando el universo tenía menos de mil millones de años, o sea que ha estado viajando por el espacio durante casi 13.000 millones de años hasta dejar su leve rastro en los sensores electroópticos del Hubble.

Es muy difícil que se den las circunstancias que han permitido echar este vistazo a una estrella tan antigua. Por eso, desde el primer momento, se consideró un objetivo de primer orden para el James Webb, lanzado el 25 de diciembre de 2021. Por suerte, dada la época del año, la constelación austral de la Ballena donde se esconde Earendel está al alcance del telescopio. Con su mayor poder de resolución y su capacidad para ver en el infrarrojo, el James Webb tomó el 30 de julio una nueva imagen aún más detallada, tanto de la estrella en sí como del arco de luz que la envuelve, que es el responsable del favorable efecto óptico que amplía su brillo. Una traza de luz deformada que también ha recibido nombre: Arco del Amanecer.

En diciembre, el Webb volverá a apuntar su espejo hacia allí para intentar un análisis espectral que confirme o descarte la presencia de elementos pesados. De momento, y solo con las imágenes del Hubble y el Webb, Earendel ha generado ya más de 4.700 artículos en publicaciones científicas (casi el 40%, de autores asociados con instituciones europeas). No en vano se trata del objeto individual más remoto que —hoy por hoy— podemos distinguir en el cosmos. Aunque ya hay informes de que se han identificado tres o cuatro estrellas más, muy antiguas y también favorecidas por otra “lupa” cósmica.

Fuente: El País

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