Ha sido publicado en la revista "Cell Metabolism", y demuestra que esta conexión ya identificada en modelos animales entre el tejido adiposo, el cerebro y el hígado, se da también en los seres humanos. Esto podría abrir la puerta a tratamientos de enfermedades metabólicas como el hígado graso.
El estudio trataba de identificar los efectos de la leptina en el metabolismo de la grasa hepática en el caso de los humanos, que son independientes de sus funciones. La cantidad de leptina que circula en la sangre está relacionada con la masa grasa y es la encargada de dar la señal de saciedad. Además de esto participa en procesos de regulación de la glucosa y de los lípidos, estando estos mediados por el sistema nervioso autónomo, que enlaza el cerebro con órganos como el hígado y el tejido adiposo (periféricos)
La leptina recombinante humana, metreleptina, está aprobada para el tratamiento de la lipodistrofia, que causa una deficiencia de leptina. En ellos la metreleptina reduce el contenido lipídico hepático independientemente de la ingesta de alimentos. No obstante, el mecanismo causante de esto no estaba del todo claro.
En experimentos con animales se ha observado que la leptina estimula liberación de lípidos del hígado a la vez que suprime la formación de otros nuevos, reduciendo así el contenido de grasa hepática. Este efecto dependía de una inervación autonómica intacta del hígado y quedaba abolido tras cortar el nervio vago.En el estudio se trató de comprobar si un mecanismo similar regula el metabolismo lipídico hepático en los seres humanos. Quedó demostrado que una única inyección de metreleptina estimuló la exportación de lípidos de origen hepático en humanos sanos de paso considerado normal y redujo el contenido de grasa en el hígado.
Se produjo un efecto parecido tras una alimentación similar modificada, un procedimiento que induje los reflejos de la fase cefálica y, por tanto, estimula fisiológicamente el nervio vago. Sin embargo, no consiguió promover la secreción de lípidos hepáticos en los receptores de trasplantes de hígado, cuyos hígados no estaban inervados por el sistema nervioso autónomo. Esto sugiere que la leptina también regula el contenido de grasa hepática en los seres humanos a través del cerebro y el sistema nervioso autónomo.
Se llega así a la conclusión de que la leptina podría prevenir el desarrollo del hígado graso independientemente de sus efectos supresores del apetito. Además, el estudio sugiere que el cerebro influye en el metabolismo de la grasa hepática a través del sistema autónomo en el caso de los seres humanos. esto abre la puerta a nuevos tratamientos que incluyan al sistema nervioso central para la prevención de la enfermedad del hígado graso.
Fuentes: Infosalus y Valencia Plaza
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