Los investigadores llevan tiempo observando cómo el cambio climático influye en el comportamiento animal: osos polares que cazan renos en vez de focas; loros con picos más grandes para regular mejor su temperatura corporal ante el aumento del calor; o especies marinas que se desplazan hacia los polos. Un nuevo estudio a gran escala, elaborado por un centenar de investigadores, sugiere que los primates también se están viendo afectados. Monos de América y lémures de Madagascar, especies que son exclusiva o fundamentalmente arborícolas, abandonan los árboles para bajar al suelo a causa del calentamiento y la deforestación. Pasar más tiempo sobre el terreno supone un cambio drástico en su forma de vida, al exponerse a la falta de alimento y refugio, y a grandes depredadores. En última instancia, o se adaptan o pueden sufrir un impacto difícil de calcular.
La investigación, publicada en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), ha seguido la pista a 32 especies de monos -entre ellos, monos araña, aulladores, titís y capuchinos- y 15 de lémures -lémures del bambú, coronados, de cola anillada, sifakas- durante más de 150.000 horas de observación en 68 sitios de las Américas y Madagascar. Grupos de animales de una esquina a otra del planeta mostraron la misma tendencia a adoptar un estilo de vida terrestre durante más tiempo.
«No sabemos qué puede pasar. No creo que tengan tiempo para adaptarse», puntualiza Llorente, quien cree que el principal problema de estos animales será encontrar comida. Los investigadores explican en el estudio que los primates que consumen una dieta más generalizada (no solo fruta) y viven en grupos más grandes pueden adaptarse más fácilmente. Sin embargo, las especies adaptadas a un determinado tipo de fruto o de hoja se verán forzadas a cambiar su dieta y puede que no encuentren alimento suficiente o apropiado para sobrevivir. Además, en el suelo se enfrentan a mayores riesgos de depredación, como grandes carnívoros o serpientes. Aquellos que viven cerca de carreteras o poblaciones humanas, también sufren más problemas.
«Estos primates son en su mayoría muy inteligentes y tengo la esperanza de que puedan ser capaces de adaptarse», afirma el investigador español. Los que no lo hagan requerirán estrategias de conservación rápidas y efectivas para asegurar su supervivencia. En todo caso, no tiene «ninguna duda» de que el cambió incidirá en la evolución de estos animales. «Pero nosotros no lo vamos a ver porque es un proceso muy lento, de miles o decenas de miles de años», puntualiza.
Para Llorente, el siguiente paso es repetir el estudio en África y Asia, y ver cómo la deforestación afecta a especies como los gorilas o los babuinos, que son fundamentalmente terrestres pero que, por ejemplo, realizan algunas actividades clave en los árboles, como dormir.
Fuente: ABC
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