LA PIEZA CLAVE PARA EL DESARROLLO DEL CEREBRO DE HUMANOS Y NEANDERTALES

Esta especie, los neandertales, contaba con una dieta mayoritariamente carnívora, pero también comían grandes cantidades de raíces, frutos secos y alimentos ricos en almidón. Estos alimentos contribuyeron a perturbar la microbiota oral, que hace posible que estos componentes se conviertan en azúcares.

Según un nuevo estudio, sus antepasados se adaptaron para ingerir grandes cantidades de almidón, hace al menos 600.000 años. En este periodo sus cerebros se hacían cada vez más grandes, en un periodo de hace entre 2 millones y 700.000 años, por lo que necesitaban ingerir una mayor cantidad de glucosa.

Los investigadores atribuyeron el crecimiento de sus cerebros a la mejora de las herramientas, de la caza de animales y del procesamiento de la carne de sus presas, ya que gracias a esto ingerían una dieta de mayor calidad que se traducía en un mayor aporte energético.

La placa dental contiene información vital de la alimentación, puesto que nuestro microbiota oral ha evolucionado con nosotros. A partir de esto, un equipo multinacional de científicos de 40 instituciones y 13 países decidió estudiar la microbiota hallada en fósiles de neandertales y de humanos modernos para analizar su evolución a lo largo de cien mil años.

Para que su cerebro fuera más grande necesitaban alimentos energéticos que contuvieran glucosa, por lo que los investigadores pensaron que los primeros humanos y neandertales podrían haber incorporado el almidón en su dieta. Este componente no se encuentra en la carne, pero sí en algunas plantas silvestres ricas en almidón.

Propuesta esta teoría solo quedaba demostrar que las bacterias orales rastrean los cambios en la dieta. Un amplio equipo de investigadores observaron las bacterias de la cavidad oral adheridas a los dientes de neandertales y humanos modernos que vivieron hace 10.000 años antes del desarrollo de la agricultura.

Descubrieron que las comunidades bacterianas presentes en las bocas de neandertales y humanos pre agrícolas eran similares entre sí, pues ambos albergaban un grupo de bacterias del género Streptococcus, unos microorganismos con una capacidad especial para unirse a la amilasa, una enzima responsable de romper moléculas de glúcidos complejos como el almidón. La presencia de dichos microorganismos en los dientes de neandertales y de los primeros humanos modernos demuestra que estos ya ingerían alimentos ricos en almidón.

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