Hace 70 años, Watson y Crick descubrieron la doble hélice del ADN, que ayudó a entender cómo se guarda y transmite nuestra información genética. Aunque queda mucho por conocer sobre la estructura del ADN, en especifico regiones capaces de adoptarse en función de su entorno. En el Instituto de Química Física Rocasolano y del Instituto de Ciencias del Mar han encontrado el extraño caso en el que una secuencia de ADN es capaz de cambiar de forma con el pH.
Este estudio, con colaboración con el Instituto de Investigación Biomédica y la Universidad de Barcelona, se deduce una cercania a la estructuras denominada como i-ADN, diferente del descubrimiento de Watson y Crick. “Esta familia parece formarse de manera transitoria en ciertos momentos del ciclo celular, pero su función no está todavía clara y es objeto de mucho interés”, destaca Carlos González, investigador del IQFR.
las características del i-ADN más conocidas son la ubicación cerca de las regiones promotoras de bastantes genes humanos y la estabilidad que tienen en ambientes ácidos. “hasta hace poco no se sabía que podría formarse también en condiciones de pH fisiológico”, dijo González.
El trabajo supone un importante avance en la compresión del ADN, que no solo es la molécula encargada de guardar y trasmitir la información genética, sino que también es una molécula esencial para las tecnologías del futuro próximo: la nanotecnología. “Las moléculas capaces de cambiar de forma de manera controlada son un tesoro para diseñar dispositivos tecnológicos, como sensores, motores, etc; en escalas de nanómetros”, señala el investigador del IQFR.
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