Descubren ADN con 23000 años de antigüedad en Granada

La revista Nature ha publicado recientemente los resultados de la investigación realizada por un grupo de 125 investigadores internacionales, procedentes de la universidad de Tubinga (Alemania), Pekín (China) y el instituto de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania), en la que ese estudió el ADN de recolectores y cazadores que habitaron la tierra hace 30000 años y cuyos restos se hallaron en diversas zonas de Andalucía, como Granada. Han sido fundamentales los hallazgos de la cueva de Malalmuerzo, en Moclín (Granada), que nos revelan que hubo hombres que habitaron este lugar hace 23000 años, durante la edad de hielo. 

Este experimento ha sido de suma importancia, ya que había un gran vacío genómico en la Europa occidental debido a la gran capa de hielo que cubrió la tierra hace tantos años. Además, estos restos encontrados los vinculamos también con cazadores y recolectores de Francia y la península ibérica que vivieron mucho tiempo después de esta glaciación. Por tanto, los restos de la cueva de Malalmuerzo nos dan a entender que la península ibérica fue refugio para la población humana del paleolítico.

Si bien la separación entre Marruecos y España es de escasos 12 km, los resultados indican que no hay similitud entre los antepasados Africanos y los recientemente hallados en Europa, por lo que no están directamente conectados genómicamente. Según cuenta el estudio publicado por la revista, los individuos del neolítico del sur de iberia tienen mayor ascendencia de tipo recolector-cazador,  lo que sugiere una mayor interacción entre éstos y los primeros agricultores del sur de iberia. 

Estos datos han sido fundamentales para llenar el vacío genético que existía desde el oeste de Europa, según dice la científica Vanesa Villalba Mouco, quien investiga en el instituto Max Planck. Ha ayudado a los científicos a concluir que el linaje anterior al último máximo glaciar no había desaparecido, ya que muy probablemente sería esta misma la que les impulsó a trasladarse hacia el sur del continente europeo, buscando unas temperaturas más cálidas. Los datos genómicos encontrados encajan como una pieza de un puzle que no se había encontrado, pues explica la continuidad genética del homo sapiens durante la historia.  

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