Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) participaron en un estudio que encontró evidencias inequívocas de que el secuestro de carbono pone en riesgo de inestabilidad a las regiones más grandes del planeta. El estudio, que fue publicado en Nature, demuestra cómo el secuestro de carbono, la diferencia entre la cantidad de CO2 que los ecosistemas capturan y liberan a la atmósfera, ha variado significativamente en algunas regiones durante los últimos años, dependiendo de si hubo un alto o bajo nivel de productividad de la planta. Según los autores, esta variabilidad es una señal de que los ecosistemas pueden estar en peligro de desestabilizarse y salirse de control, provocando cambios abruptos.
El secuestro de carbono se ve obstaculizado por la inestabilidad de la naturaleza. Según el estudio, en los últimos años, las regiones con mayor riesgo de inestabilidad han visto disminuida su capacidad de secuestro de carbono. Por otro lado, las regiones que tienden a ser menos variables, como el Amazonas o partes del centro y norte de Europa, han aumentado su capacidad para capturar carbono. Josep Peñuelas, profesor de investigación del CSIC en el CREAF, continúa: “En el caso de la Amazonía, vemos concretamente que, aunque ha perdido carbono de media durante el periodo de estudio, cada vez pierde menos porque el sistema ahora es menos variable que antes.
"La previsibilidad es importante en la lucha contra el cambio climático. Una desestabilización potencial de porciones sustanciales de la biosfera hace que las predicciones sean más desafiantes porque aumenta significativamente variabilidad, dice Jordi Sardans, autor e investigador del CREAF. “Aún no sabemos si estos cambios bruscos se traducirán en cambios en el clima o en la capacidad de las plantas para secuestrar carbono”, agrega.
Es un hecho bien conocido en ecología que los ecosistemas más biodiversos, con mayor diversidad y riqueza de especies, son más estables y productivos, y en consecuencia, tienen una mayor capacidad para almacenar carbono. Las tasas más altas de secuestro de carbono se han observado en regiones con biodiversidad intermedia, mientras que esta capacidad de secuestro de carbono es menor en áreas con una biodiversidad muy alta, como los trópicos actuales. Esto es algo que queríamos probar en el estudio en todas las regiones del mundo estudiadas. Los investigadores plantean la hipótesis de que este podría ser el caso, ya que los efectos beneficiosos de la biodiversidad sobre la respiración y la descomposición en los ecosistemas tropicales pueden equilibrar los de la fotosíntesis, que no tendría lugar en otros ecosistemas. Contrariamente a la creencia popular, este trabajo también sugiere que las áreas con biodiversidad intermedia son donde la captura de carbono es más variable. Comprender los mecanismos que subyacen a estos hallazgos es muy desafiante dado el alcance global de este estudio.
El primer autor del estudio, Marcos Fernández, investigador del Centro de Investigaciones Ecológicas y Aplicaciones Forestales (CREAF) y colaborador de la Universidad de Barcelona, dice que en los ecosistemas mediterráneos, por ejemplo, los bosques podrían convertirse en matorrales sin tener la capacidad de volver a su forma original de bosque. “En estas regiones, también hemos encontrado otra señal, un aumento en su memoria (autocorrelación temporal), que indica que cada valor está cada vez más relacionado positivamente con el anterior, por lo que si un valor es decreciente, el siguiente será parejo, más decreciente", añade.
El estudio confirma que las regiones con mayor riesgo de desestabilización son más cálidas, tienen menos bosques, más cultivos y han experimentado mayores aumentos en la variabilidad de la temperatura, lo que puede estar relacionado con un aumento de episodios climáticos extremos como olas de calor y frío. La región del Mediterráneo, la parte oriental de África Oriental, las costas occidentales de América del Norte y Central, India y Pakistán, o el Sudeste Asiático serían las ubicaciones de estas regiones en un mapa.
El estudio confirma que las regiones con mayor riesgo de desestabilización son más cálidas, tienen menos bosques, más cultivos y han experimentado mayores aumentos en la variabilidad de la temperatura, lo que puede estar relacionado con un aumento de episodios climáticos extremos como olas de calor y frío. La región del Mediterráneo, la parte oriental de África Oriental, las costas occidentales de América del Norte y Central, India y Pakistán, o el Sudeste Asiático serían las ubicaciones de estas regiones en un mapa.
El secuestro de carbono se ve obstaculizado por la inestabilidad de la naturaleza. Según el estudio, en los últimos años, las regiones con mayor riesgo de inestabilidad han visto disminuida su capacidad de secuestro de carbono. Por otro lado, las regiones que tienden a ser menos variables, como el Amazonas o partes del centro y norte de Europa, han aumentado su capacidad para capturar carbono. Josep Peñuelas, profesor de investigación del CSIC en el CREAF, continúa: “En el caso de la Amazonía, vemos concretamente que, aunque ha perdido carbono de media durante el periodo de estudio, cada vez pierde menos porque el sistema ahora es menos variable que antes.
"La previsibilidad es importante en la lucha contra el cambio climático. Una desestabilización potencial de porciones sustanciales de la biosfera hace que las predicciones sean más desafiantes porque aumenta significativamente variabilidad, dice Jordi Sardans, autor e investigador del CREAF. “Aún no sabemos si estos cambios bruscos se traducirán en cambios en el clima o en la capacidad de las plantas para secuestrar carbono”, agrega.
Es un hecho bien conocido en ecología que los ecosistemas más biodiversos, con mayor diversidad y riqueza de especies, son más estables y productivos, y en consecuencia, tienen una mayor capacidad para almacenar carbono. Las tasas más altas de secuestro de carbono se han observado en regiones con biodiversidad intermedia, mientras que esta capacidad de secuestro de carbono es menor en áreas con una biodiversidad muy alta, como los trópicos actuales. Esto es algo que queríamos probar en el estudio en todas las regiones del mundo estudiadas. Los investigadores plantean la hipótesis de que este podría ser el caso, ya que los efectos beneficiosos de la biodiversidad sobre la respiración y la descomposición en los ecosistemas tropicales pueden equilibrar los de la fotosíntesis, que no tendría lugar en otros ecosistemas. Contrariamente a la creencia popular, este trabajo también sugiere que las áreas con biodiversidad intermedia son donde la captura de carbono es más variable. Comprender los mecanismos que subyacen a estos hallazgos es muy desafiante dado el alcance global de este estudio.
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