Nuestro organismo está constituido por billones de células y en el núcleo de éstas se encuentran los genes. Los genes están constituidos a su vez por ADN y su función es dar instrucciones a las células para que fabriquen las proteínas necesarias para llevar a cabo su función. También es importante destacar los conceptos de oncogén y de protooncogén: el oncogén es un gen que ha sufrido una mutación y, por ello, es potencialmente canceroso. Y antes de que un oncogén sufra la mutación se denomina protooncogén, éste juega un papel en la regulación de la división celular normal.
Son los oncogenes los responsables de que una célula normal se transforme en una célula maligna capaz de desarrollar un determinado tipo de cáncer. Las mutaciones de los genes que se convierten en oncogenes pueden ser hereditarias o por la exposición a agentes cancerígenos presentes en el entorno como la radiación o sustancias químicas.
Además, hay que tener en cuenta que las células cancerosas siguen sus propias normas; es decir, ignoran todas las señales que reciben del exterior e invaden no sólo los espacios adyacentes, sino también órganos y tejidos alejados. Cuando esto último ocurre tiene lugar el proceso conocido como metástasis.
Los tumores se clasifican como benignos o malignos dependiendo de si pueden o no invadir tejidos vecinos o metastatizar a órganos distantes: los tumores benignos son aquellos que crecen sólo en una zona localizada y no invaden otros tejidos ni provocan metástasis. Por contraposición, los tumores malignos sí se difunden a los tejidos y órganos más próximos del foco cancerígeno. Por ello, el término "cáncer" sólo se aplica a éstos últimos.
Ahora, vamos a centrarnos un tumor en específico: en el cáncer colorrectal. Éste es el tumor más frecuentemente diagnosticado y, a su vez, es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Con en avance de la tecnología y del desarrollo de nuevas técnicas de estudio y; sobre todo, a los biomarcadores que son biomoléculas fundamentalmente del tumor que aportan la información específica para cada paciente sobre su pronóstico o sobre los fármacos con mayor probabilidad de respuesta en su caso. Ya que, no sólo existe un tipo de cáncer de colón, ni de riñón, ni de mama; sino que es diferente en cada paciente.
Se ha hallado el fármaco trifluridina-tipiracilo como alternativa de tratamiento quimioterapéutico para pacientes con cáncer colorrectal y metástasis y que ya han sido tratados con otros tratamientos como la quimioterapia o radioterapia o no pueden recibirlos. Aunque hay casos en los que este fármaco ha dado un respuesta duradera y en otras efímera. Por ello es importante el papel de los biomarcadores para predecir qué pacientes pueden beneficiarse del fármaco y cuales no, para evitar efectos secundarios innecesarios.En diversos estudios se han encontrado mutaciones específicas en el gen KRAS que predicen el beneficio de mayor tiempo de supervivencia general de los pacientes.
El gen KRAS juega un papel crucial porque codifica para una proteína reguladora del crecimiento y división celular. Además de estar en las células tumorales, donde da lugar a una proteína hiperactiva que mantiene activas las rutas en las que participa y promueve el crecimiento incontrolado de las células. En el caso del cáncer colorrectal, el gen KRAS está alterado en alrededor del 40% de los tumores.
Aunque la quimioterapia puede ser efectiva para muchos pacientes también puede tener efectos secundarios debilitantes, por lo que es importante tener tanta información como sea posible sobre la probabilidad de un fármaco de funcionar. Además, también los resultados muestran que las pruebas genómicas no solo pueden utilizarse para guiar el tratamiento con terapias avanzadas sino también en quimioterapias más duras.
Fuentes: Genotipia, Medline Plus, cancer, fundacionmercksalud, NIH
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