Descubrimientos recientes han encontrado un método por el que se construyen células sintéticas con funcionalidades parecidas a las que componen nuestro organismo.
Esto supondría un gran avance en la medicina, puesto que podría llegar a ser la solución de lesiones traumáticas, defectos de crecimiento, enfermedades graves, revertir el crecimiento...
Pues resulta que cada vez estamos más cerca de conseguirlo. Un grupo de científicos ha conseguido un procedimiento para crear protéculas, estos organismos, relacionados con el origen de la vida, se han conseguido construir. Esto nos permite representar con mayor precisión las composiciones, estructuras y funciones de las células vivas, algo que desde luego no es tarea sencilla (abarca diferentes campos, desde la biología sintética ascendente y la bioingeniería hasta la investigación del origen de la vida) y que facilita la integración de componentes biológicos y permite el desarrollo de sistemas citomiméticos energizados.
Ahora bien, ¿Cómo se ha podido llegar a esto? Pues resulta que el método para crear células sintéticas emplea microgotas viscosas llenas de bacterias vivas como material de construcción que tienen una dimensión microscópica. El primer paso consistía en exponer a dos tipos diferentes de bacterias a las gotas. Se observaba que un grupo quedaba dentro de la gota y el otro se instalaría en la superficie, tras destruir las dos bacterias, sus componentes celulares quedaban dentro y en la superficie de dicha gota, lo que se empleó para producir unas protocélulas bacteriógenas recubiertas de membrana.
Se descubrió que las protocélulas eran capaces de producir moléculas ricas en energía a través de la glucólisis y de sintetizar ARN y proteínas. Esto indica que los componentes que las bacterias heredaban permanecían activos en las células sintéticas.
Después, los científicos siguieron experimentando con la técnica comentada, condensando el ADN bacteriano en una estructura similando un núcleo e introdujeron en el interior de la gota una red parecida a un citoesqueleto y una serie de vacuolas de agua delimitadas por una membrana. También implantaron bacterias para conseguir la producción de energía suficiente. Tras esto se observó que el resultado era similar al de una ameba.
En conclusión, este descubrimiento supone un gran avance, el cual tiene mucho que prometer y podría significar la solución a muchas cuestiones relacionadas con la medicina. Podría servir de gran ayuda y llegar a salvar muchas vidas.
FUENTES: El Confidencial, La Vanguardia
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