LOS PERROS DE CHERNÓBIL PRESENTAN DIFERENCIAS GENÉTICAS TRAS 40 AÑOS DEL DESASTRE NUCLEAR

Tras el desastre nuclear ocurrido en Prípiat, Ucrania, un 26 de abril de 1986, la zona quedó deshabilitada para todo tipo de vida en un radio de 20 a 30 kilómetros de la central Vladímir Ilich Lenin de Chernóbil.

Los habitantes dejaron de habitar esa zona, pero muchos animales, incluso el entorno silvestre, siguieron viviendo y reproduciéndose y ocupando espacios que antes eran habitados por los pobladores de la zona a lo largos de los años.

Aunque los soldados, años después, fueron llamados a exterminar los animales para prevenir la propagación de la radiación, sobrevivieron muchas mascotas que se enfrentaron a los altos niveles de radiación en su cuerpo y a los duros inviernos de Ucrania y a la escasez de alimentos, los cuales entran en un programa donde son cuidados Dogs of Chernobyl .

Como después de 40 años se siguieron viendo perros por la zona de exclusión e incluso cerca del reactor, los científicos han estudiado sus genes para conocer como estos se han adaptado con el paso del tiempo, con el fin de que estos datos puedan ayudar a los humanos a saber cómo sobrevivir en los entornos más difíciles y desafiantes del mundo.

Elaine Ostrander, genetista estadounidense  del Instituto Nacional de Salud en Bethesda, Maryland, dijo a Associated Press que esta ha sido una gran oportunidad por lo que los investigadores usaron muestra de sangre para identificar las diferencias genéticas entre los perros en la zona de las áreas  de exclusión de Chernóbil y de las áreas circundantes. Los hallazgos ayudaron a los científicos a comprender los efectos de la radiación en los grandes mamíferos, incluidos en los humanos.

Obtuvieron  muestras de sangre de 302 perros que deambulan libremente cerca de la central nuclear, así como entre 15 a 45 kilómetros del lugar del desastre. Según datos de la investigación publicada en Science Advances, los perfiles del genoma de los perros de pura raza y cruzados que viven libres cerca de la zona de exclusión, (35-45km) demostraron tener diferencias genéticas en comparación a los genes de los perros que viven más cerca de la planta nuclear. También descubrió que el 77% de las muestras está asociada a un padre o descendencia dentro del conjunto de datos, definiendo un total de 15 generaciones.

Los investigadores encontraron pruebas de que los factores ambientales estresantes de Chernóbil, han producido cambios genéticos atípicos. Estos cambios ayudan en la reparación del ADN a la respuesta inmune y a otros procesos asociados con la exposición de la radiación.

Nos encontramos también que un equipo de EE.UU. y Polonia, liderado por Spatola, decidió analizar a tres centenares de esos perros y aseguró que son distintos a los de la exposición a la radiación, pudiéndoles haber hecho genéticamente distintos entre sí y de otros canes en todo el mundo.

Por lo que, esta afirmación es controvertida en lo referido a los niveles de exposición que, por otra parte, en la actualidad son bajos en esa zona.

El investigador Orizaola , encontró mutaciones adaptativas en aquel entorno salvaje, no en canes, sino en ranas, que se habían vuelto negras .El estudio muestra una buena calidad en sus análisis genéticos, sin incluir la exposición a radiación, con lo que el estudio concluye diciendo que los perros de Chernóbil tienen estructuras de población distinta de los otras poblaciones que viven en libertad y lo único que muestran es que hay una mezcla diferente de razas y familias  que no hay en otros lugares.

https://www.youtube.com/watch?v=b2dBQsNK6oo&t=19s

En conclusión aun habiendo otras investigaciones como la del profesor de ciencias ambientales,  James Smith y también por el profesor Stephen Chanock, se reconoce que tiene dicha población un gran potencial para el estudio de la gestión de recursos ambientales, pero creen que su mayor potencial está en comprender los fundamentos biológicos de los animales y, en última instancia, la supervivencia humana en regiones de alto y continuo ataque ambiental.

Fuentes: NewtralBiobiochile.

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