Un grupo de científicos de la Universidad de Linköping, la Universidad de Lund y la Universidad de Gotemburgo, todas en Suecia, han desarrollado con éxito electrodos en tejido vivo, usando las moléculas del cuerpo como disparadores. El avance marca un cambio de paradigma en bioelectrónica: ya no es necesario “implantar” electrodos en los sistemas biológicos, sino que los mismos pueden crecer y “cultivarse” en el interior de los organismos vivos, inyectando un gel viscoso que inicia los procesos electrónicos en el cuerpo.
Este nuevo método para introducir electrodos en el tejido biológico introduce nuevas opciones para reparar las funciones nerviosas y puede ser una gran oportunidad para tratar enfermedades.
Todo comienza con la introducción del gel enzimático, que luego de ser inyectado entra en contacto con las moléculas endógenas del cuerpo. En ese momento, se vuelve azul e indica su conversión exitosa como conductor eléctrico. “El contacto con las sustancias del cuerpo modifica la estructura del gel y lo hace eléctricamente conductor, una propiedad que no poseía antes de la inyección. Dependiendo del tejido, también podemos ajustar la composición del gel para poner en marcha el proceso eléctrico”, indicó Xenofon Strakosas, autora principal del estudio, en una nota de prensa.
La clave fue encontrar el equilibrio perfecto de material inyectable: algo no demasiado líquido, para que pudiera ir donde se pretendía, y algo lo bastante maleable para resultar versátil. "El contacto con las sustancias del cuerpo cambia la estructura del gel y lo hace conductor de la electricidad, cosa que no ocurre antes de la inyección", explica en un comunicado de prensa Xenofon Strakosas, investigador del Laboratorio de Electrónica Orgánica de la Universidad de Lund. "Dependiendo del tejido, también podemos ajustar la composición del gel para poner en marcha el proceso eléctrico".
El cuerpo se encarga de activar los electrodos, lo que significa que los investigadores suecos han sido los primeros en poner en marcha el proceso sin necesidad de modificación genética ni señal eléctrica externa.
Aunque el equipo aún no está listo para probar su tecnología en humanos, ha demostrado ser prometedora con la formación de electrodos en el cerebro, el corazón y las aletas de la cola del pez cebra. El equipo también formó electrodos alrededor del tejido nervioso de sanguijuelas medicinales.
Fuentes: Esquire, Levante-EMV
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