EL ADN SE DAÑA CON LOS CIGARRILLOS ELECTRÓNICOS

En la Universidad Javeriana, un reciente estudio ha abierto de nuevo el debate sobre el impacto que tienen los cigarrillos electrónicos en la salud. Los investigadores dicen que estos cigarrillos, que son bastante populares en la población joven, dañan el ADN.  

 

La neumóloga del Hospital Universitario San Ignacio, que además es directora del departamento de Medicina Interna de la Universidad Javeriana, Alejandra Cañas, afirma que los cigarrillos electrónicos causan los mismos efectos adictivos de la nicotina que los tradicionales, pero que los daños cardiovasculares y pulmonares son más rápidos en quienes fuman los electrónicos.

Al realizar pruebas de sangre a 90 voluntarios de Bogotá y comparar su ADN -de los cuales 32 fumaban cigarrillos electrónicos, 18 cigarrillos tradicionales y otros 32 no fumadores-, han encontrado que en el primer grupo, los consumidores de cigarrillos electrónicos, tenían micronúcleos, unas pequeñas anomalías que indican que el ADN se ha roto, es decir, que su forma ha cambiado, y estas presentan similitudes a los que se ven por exposición a los cigarrillos convencionales, explicaba una estudiante de doctorado en Ciencias en la Facultad de Medicina de la Javeriana, llamada Camila Bernal.

A nivel clínico, los efectos parecen ser mucho más rápidos según Cañas, que afirma que tras 20 años como neumóloga nunca ha tenido un paciente con daño intersticial en los pulmones o fallas respiratorias a los seis meses de empezar a fumar. 

Además, han hallado efectos en las formas como los genes pueden expresarse después de exponerse al cigarrillo electrónico y las sustancias químicas que este contiene, que con el tiempo podrían convertirse en enfermedades, como el cáncer de pulmón. 

Para que las células funcionen, deben realizar correctamente cada una de sus funciones, y si alguna de estas se modifica, la célula dejará de funcionar como debería.

Un agente externo, en este caso de los compuestos de los cigarrillos electrónicos, produce un cambio en el ADN al que llamamos genotoxicidad. Hace que el ADN se rompa en pedazos, salga del núcleo de la célula y su comportamiento cambie o que empiece a interferir en el comportamiento de nuestros órganos.

Fuentes: Semana, El Universal